Inicia la contienda por la Rectoría de la UAZ con registros oficiales de Jenny González y Ángel Román

Los Hijos de la Viuda | Por Manuel Chacón | Opinión

Arranca el proceso sucesorio en la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas; académicos y líderes sindicales formalizan sus aspiraciones rumbo a la elección rectoral 2025-2029

En la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) ha comenzado formalmente la contienda por la Rectoría. Esta semana se oficializaron los primeros registros de aspirantes que buscarán encabezar la administración central para el periodo 2025-2029, marcando así el arranque de un proceso donde lo académico se entrecruza con lo político, y donde los equilibrios de poder dentro de la institución vuelven a activarse.

Ahora le tocó el turno a Jenny González Arenas, secretaria general con licencia del SPAUAZ, quien hizo oficial su registro como contendiente por la rectoría. Con un discurso basado en la defensa de los derechos laborales, su candidatura representa la continuidad de una lógica sindicalista que ha marcado a fuego la dinámica interna de la universidad, para bien y para mal. A pesar de los cuestionamientos por su cercanía con sectores sindicales dominantes, Jenny se lanza como opción desde la organización y la fuerza del gremio.

Del otro lado, Ángel Román Gutiérrez también formalizó su registro. Román ha sido figura constante en la vida universitaria y ha conformado una planilla integrada por académicos con trayectoria y capital político: Perla Trejo, Salvador del Hoyo, Argelia López, Hans Hiram Pacheco y Angélica Colín. Su propuesta se presenta como una alternativa más técnica, administrativa, aunque no por ello menos política. Detrás, también hay redes, compromisos y acuerdos que buscan colocar piezas estratégicas en la estructura universitaria.

Si bien su currículum académico es amplio —Doctor en Humanidades, miembro del SNI, fundador de redes académicas— su paso por la administración central dejó dudas entre docentes y estudiantes que reclaman transparencia, pluralidad y una verdadera apertura en el proceso sucesorio.

Pero la pregunta central no es quién será el próximo rector o rectora. La verdadera interrogante es: ¿quién será capaz de enfrentar con honestidad y visión los grandes problemas que arrastra la UAZ? Una institución lastrada por la deuda financiera, la saturación de estructuras burocráticas, el clientelismo académico, la precarización del trabajo docente y la pérdida de rumbo formativo.

Las redes sociales ya muestran los primeros escarceos, las campañas veladas, los respaldos solapados desde unidades académicas y la danza de intereses que, como cada ciclo electoral universitario, se activa en nombre de la “autonomía” pero muchas veces sirve de escudo para reproducir privilegios.

Hoy más que nunca, la comunidad universitaria debe exigir más que buenas intenciones. Debe hacer valer su voz frente a quienes buscan el poder no para servir a la universidad, sino para seguirla sirviendo en bandeja a intereses facciosos. La UAZ se juega mucho más que una elección. Se juega su destino.

Porque si seguimos eligiendo con las mismas fórmulas, el futuro será solo un eco del pasado.

Y en esa repetición, la UAZ no solo se desgasta, se desdibuja.

¡A Mí Los Hijos de la Viuda!

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