Por llegar a Zacatecas los tiempos de la reconciliación y la honestidad

Acueducto Político | Por EL CELTA

“La gente pide que seamos honrados, que no andemos haciendo tranzas ni pidiendo diezmos”, dijo contundente Alejandro Tello Cristerna, quien habló fuerte ante los alcaldes y regidores electos del Partido Revolucionario Institucional, quienes fueron convocados participar en el curso de capacitación, que significará la posibilidad de los nuevos representantes populares se comporten de manera adecuada en el ejercicio de su encargo.

Esa frase contundente aun retumba en los oídos de muchos que están por terminar sus encargos en la función pública. Aún retumba fuerte en aquellos que sin pudor han medrado del presupuesto público durante 18 años y que se han vuelto tan poderosos que creen tenerlo todo, menos amigos.

Esa frase también será una historia que persiga a todos los nuevos funcionarios en cada día de su trabajo.

Un estado con las finanzas tan deterioradas como Zacatecas, lo menos que espera es que exista congruencia entre el decir y el hacer del próximo gobernador, quien ya dejó claro que no habrá de cubrir las espaldas de nadie y que se aplicará la Ley en cada caso como corresponda. No habrá ventajas y mucho menos dispendio.

Una de las características que tiene Alejandro en su personalidad, es la sencillez y la humildad. Seguramente los zacatecanos esperan que el poder no lo abrume y lo corrompa como ha ocurrido en el pasado, cuando no sólo corrompió sino que hizo que el gobernante en turno se olvidara de sus compromisos y hasta de sus amigos.

Hoy los problemas que se heredarán tienen una consecuencia mayor, debido a lo alto de la deuda pública, que oficialmente está reconocida en siete mil 400 millones de pesos, sin embargo analistas independientes, señalan que la deuda pública está por alcanzar un monto superior a los 11 mil millones de pesos. Sin duda, como dijo el propio Alejandro Tello, esos montos si son para quitar el sueño.

Pero regresando a la frase inicial del gobernador electo ante alcaldes y regidores electos, el tema central, además de la seguridad, que reclaman los ciudadanos, es la honestidad y la transparencia en el manejo de los recursos. Terminar para siempre, si se puede, con el mal de la corrupción que significa una pérdida de miles de millones de pesos, y eso, sólo apunta al precario desarrollo de los zacatecanos.

Muchas han sido hasta ahora las leyendas urbanas en torno a la corrupción y tráfico de influencias, que si el “tradicional diezmo” llega al 20 por ciento, que si la existencia de familiares de los gobernantes en medio de los escándalos, los señalamientos y las denuncias hasta ahora sólo en el papel, y muchas otras cosas que han generado mucha desconfianza entre los ciudadanos y por lo tanto ausencia de credibilidad en la clase gobernante.

El mensaje aquel expresado en el palacio de las convenciones a propósito de su toma de protesta como candidato del PRI al Gobierno del estado, cuando dijo que ”la familia cerca de mi corazón, pero lejos del gobierno”, cobra especial importancia ahora que se perfila a asumir la máxima responsabilidad de la entidad.

Nadie en Zacatecas quiere que se repitan los esquemas que se observaron en los últimos cinco años y mucho menos que existan hermanos y cuñados poderosos que toman decisiones por encima del propio mandatario estatal.

Para fortuna de la población, las cuñadas de Alejandro Tello no viven en Zacatecas y no tienen el menor interés de hacer algo como para convertirse en las cuñadas incómodas. La era de Pedro de León ha terminado.

Por fortuna también, el hermano menor del gobernador electo, Pablo Tello tiene un modo honesto de vivir, y bastante decoroso, que aunque ha sido consejero personal de su hermano toda su vida, tampoco aspira a enriquecerse a costa de los zacatecanos. Pablo Tello tiene en su favor, una aspiración muy legítima, que es quedarse a vivir en Zacatecas toda su vida. Por lo tanto, no se repetirá ningún escenario del hermano que a todo debe dar el visto bueno.

Cuando se escucha del gobernador electo la frase de combate a la corrupción y terminar con los famosos diezmos, todo tiene un destinatario final. Ahora sólo resta esperar que la entrega-recepción del gobierno concluya y entonces, sólo entonces, saber si las declaraciones de los “experimentados magos de las finanzas son verdaderas. Los zacatecanos no quieren más sorpresas y muchos menos, que se digan mentiras.

Los tiempos de la reconciliación y la honestidad están por llegar. Ojalá sea para siempre y que nunca más haya más cuñados y hermanos incómodos. Aunque sólo puedan ser leyendas urbanas.

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