
“Los Hijos de la Viuda” por Manuel Chacón | Opinión
“El poder sin humildad es eco hueco; la grandeza se mide en la cercanía con quienes más lo necesitan.”
El reciente acuerdo del Consejo Nacional de Morena para frenar a quienes buscan adelantarse en las contiendas y erradicar el nepotismo dentro de sus filas representa un esfuerzo por devolver al partido a sus orígenes y reforzar la confianza ciudadana en sus procesos internos. Al exigir que las campañas sean casa por casa y rechazar el favorecimiento de familiares, Morena insiste en que la transparencia y la cercanía con la militancia prevalezcan sobre la oligarquía de los cargos públicos.
La carta de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo rememora el origen del Movimiento de Regeneración Nacional, forjado en luchas obreras, campesinas y estudiantiles, y subraya la importancia de mantener vivos esos principios fundacionales. Al evocar el recorrido histórico que llevó a Morena de una asociación civil a la victoria electoral, la misiva advierte que el poder no puede desvincularse de la humildad ni del compromiso con el pueblo.
En términos técnicos, la aplicación anticipada de la prohibición constitucional contra familiares en cargos de elección hasta el 2030, pero con vigencia interna desde ahora, marca un precedente para otros partidos políticos. Esta medida exige que los legisladores y dirigentes renuncien a prácticas de amiguismo y empleen métodos de selección basados en encuestas rigurosas y transparentes, reforzando la calidad democrática de sus procesos.
Políticamente, el llamado a campañas “a ras de tierra” y la solicitud de renunciar a viajes de lujo y parafernalia de poder buscan contrarrestar el desgaste que consume a otros institutos políticos. Al insistir en la austeridad republicana y el contacto directo con la ciudadanía, Morena reclama coherencia entre discurso y acto, reforzando su narrativa de transformación social y combate a la corrupción.
La presidenta Sheinbaum enfatiza que la unidad interna no es un valor meramente retórico, sino la gasolina que impulsa el proyecto político. La exhortación a combinar principios con eficacia para enfrentar a la derecha “neofascista y voraz” refleja la tensión ideológica que atraviesa al país y la necesidad de un frente compacto que no ceda a la división o al sectarismo.
Sin embargo, el éxito de estas disposiciones dependerá de su implementación real y del seguimiento público de su cumplimiento. La exigencia de informar diariamente avances y resultados a la base militante y al electorado se convierte en una responsabilidad ética: cualquier desvío o simulación podría erosionar la legitimidad de Morena ante los ojos de la sociedad.
En última instancia, la reforma interna de Morena muestra un movimiento que no teme mirarse al espejo y corregir sus propias fallas. El reto consiste en traducir discursos históricos y exhortaciones éticas en prácticas políticas cotidianas, donde la transparencia, la austeridad y la equidad sean la regla y no la excepción.
“Frenar a los adelantados es proteger el latido verdadero de Morena: la unidad no se cede ni se vende.”
¡A Mí los Hijos de la Viuda!