
Por Alejandro Valencia Barrera | Opinión
Zacatecas, Zac.– En el colmo de los colmos, y ya no habiendo más qué hacer, hecho mano de la sonriente Noemí.
Miguel Varela, quien jura estar al frente de lo que queda de la capital zacatecana, cada día se hunde más en su propio juego, Pero ahora está sólo como leproso, sin ningún mesías a la vista, que le devuelva la salud. Todo ganado a pulso.
En su vano intento de pasar como honrado y honorable, el panista Miguel Varela ha contratado los servicios digitales de ni más ni menos, Noemí Berenice Luna Ayala, que cobra hace años como diputada federal por el bodrio ese llamado Acción Nacional.
Apenas el lazo pal marrano, dirían en algunos pueblos, pues ante la felpa mediática que está recibiendo el tal Varela, por menucias como: robo, nepotismo, asociación delictuosa, fraude, enriquecimiento ilícito, e irle a las Chivas; su mejor idea fue buscar a la panista.
La mujer nacida en Tepechitlán, siempre ha navegado en aguas mansas, su postura siempre ha sido acomodaticia y sin sobresaltos. Su máximo logro es bien sabido a nivel nacional, haber encontrado la salida del Metro en CDMX. Sí, lo diré hasta el cansancio.
Ante la ofensiva con verdades en contra del tal Varela, el claro se victimiza, se agacha, se esconde; de a poco sus asesores, gurús, y sabios le están abandonando, prefieren seguir con su vida, que tratar de remediar la del improvisado. A punto está de la locura
Entre patadas voladoras, vasos repletos de güiski, y salidas al cine con amiguitos; el tal Varela pasó la factura a la mujer de Tepechitlán, y como tienen compromisos de sangre en la capital zacatecana, pos le tuvo qué atorar al montaje. Trepada en su camioneta con asientos de negra piel, y harto maquillaje, dijo que Miguel, es casi casi un Santo.
Culpó obvio a la plebada de morena, todo es por el valor que mostró Kungfu Panda…digo, el tal Varela, al momento de plantar cara y detener él solito, las obras del Viaducto Elevado. Por poner en alto el nombre del municipio, y destacar en reuniones estatales de harta importancia.
Pero un momento, el tal Varela no ha hecho nada de lo anterior, aún así la sonriente Noemí lo defiende a capa espada, para tener argumentos y seguir haciendo lo que quiera dentro de la cacapital zacatecana. Como imponer a su sobrina, por ejemplo, aunque no tenga el perfil para ser tesorera municipal, ella se queda porque se queda.
Alma Judith, es la moneda de cambio en la negociación entre panistas, yo intento lavarte la cara, y tú haces lo que yo te ordene, diría la diputada federal. Llama la atención, que entre las hartas funciones de la neofuncionaria de la capirucha, haya omitido poner el nombre de la diputada local con la que trabajó.
Sí, denle “olvidó” poner que trabajó con su tía, la sonriente Noemí, y que además de haber trabajado en una escuela pirata se las chivas, pasó la vida asistiendo al cascarón de José Isabel “Chabelo” Trejo. Dueño del blanquiazul en Zacatecas.
Así que, pobre Miguel Varela, le salió más caro el caldo que las albóndigas. Provecho…