Acueducto Político | Por EL CELTA
Uno de los grandes temas que todas las administraciones gubernamentales han dejado en el olvido es el la cultura. Desde 1987 cuando el gobernador Genaro Borrego Estrada dio paso a la organización del primer festival “Zacatecas en la cultura”, los festivales organizados cada año en la Semana Santa, se han convertido cada vez en un proyecto de comercialización banal que ha dado al traste con el origen genuino de la cultura.
Especialmente la última administración, que incluso rompió los protocolos religiosos y llegó al extremo de confrontar a la alta jerarquía católica, especialmente con el obispo, Monseñor Sigifredo Noriega Barceló. La administración saliente no tuvo visión cultural y colocó ahí a un anodino y acomodaticio director, cuya única virtud, es haber abrevado la cultura de la disciplina partidista.
En el horizonte cercano, se observa un importante viraje en la política de cultura y su atención. La cultura para el gobierno que está a punto de asumir, no es sólo una cuestión de fotografía, es una situación que va más allá de ello, y significa la posibilidad de reconstruir un tejido que se ha manchado por la abulia, apatía y el grave nivel de desatención en el que ha estado este importante sector en los últimos años.
Si bien, no dejan de ser importantes para la promoción de la entidad, la cultura no la podemos dedicar sólo a la promoción de Felguerez, los Coronel, Goitia, José Carlos Ruiz o peor, reducirla sólo a Pepe Aguilar.
La cultura de Zacatecas está más allá de estos personajes y representa una verdadera una vocación de difusión de muchas tradiciones y es además, la esencia que como pueblo ha tenido Zacatecas en los últimos casi cinco siglos.
Apenas este lunes, el gobernador electo Alejandro Tello se reunió con un importante número de zacatecanos dedicados a las distintas manifestaciones de la cultura, desde pintores, escultores, poetas, músicos, bailarines y productores. Más allá de consultarles acerca del perfil del próximo titular del Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”, delineó en puntos muy sencillos lo que pretende hacer de la cultura como política pública, cosa que es digna de resaltar.
Lo primero es que pretende armonizar la ley estatal con la ley federal, y propiciar un verdadero debate acerca de la importancia de crear la Secretaría de Cultura, con todo lo que ello significa en términos de gestión y acciones para el diseño las políticas públicas que habrán de crear para la creación, la promoción y la difusión de las distintas manifestaciones culturales.
Asimismo, dejar inscrito en la ley, que los distintos festivales que se realizan en la entidad, no sólo representen una derrama importante para el turismo de espectáculos, y más si son gratuitos, sino que Zacatecas retome esa vocación de captar el turismo cultural que tanto prestigió dio en su momento a los festivales de cultura, especialmente el semana santa y el de Teatro de calle que se realiza en octubre. Eso sin duda es urgente.
El segundo punto tiene que ver con dar oportunidad y generar esquemas de apoyo a los nuevos talentos y creadores zacatecanos, a través de una política que diseñe acciones para la promoción y la socialización de las distintas manifestaciones de cultura popular, tan olvidada en los últimos años, y retomar la esencia de promover las regiones de la entidad mediante el intercambio de apoyos con otras entidades, incluso países, para difundir lo rico en la tradición cultural de nuestro pueblo.
Y un tema que no es menor, por su importancia, es que el Instituto o Secretaría de Cultura, retome una política de promoción entre los niños y jóvenes, que serán el semillero del nuevo talento y las nuevas manifestaciones artísticas.
Se requiere que se instale de nueva cuenta, en la educación básica, la política de detección y apoyo de los nuevos talentos en todas las manifestaciones. Zacatecas es más que sólo Pepe Aguilar o un pretencioso grupo de jazz que sólo se mueve en base a presión mediática y política de uno de sus integrantes, pero que no son ni la quinta parte de lo talentoso que pueden otros zacatecanos que no tienen acceso a la presión que significa su participación en algún medio de comunicación.
Eso es lo más rescatable de lo que dijo el gobernador electo a la comunidad artística.
No podemos soslayar también, que se hizo el compromiso de constituir un consejo estatal de cultura, en donde participen integrantes de las distintas comunidades de artistas y creadores, mismo que tendrá cuatro reuniones anuales con el gobernador y el titular de cultura nombrado por éste, para dar seguimiento a las acciones y políticas implementadas, y retomar la filosofía de mandar obedeciendo, lo que fue recibido con mucho agrado por todos los artistas zacatecanos.
Vienen tiempos nuevos en la cultura estatal y seguramente ello puede significar la oportunidad de que Zacatecas renazca culturalmente. La agonía a la que llevó el actual director está a punto de terminar, como seguramente está también, a punto de terminar, la vida política y pública del actual titular de la cultura en Zacatecas, quien seguramente pasará a la historia como el más gris y anodino titular del área en la historia de la entidad.