
Agencias | Cortesía El Nuevo Siglo
-Aunque aún no se conoce el nombre del nuevo pontífice, el protocolo indica que en breve se dará paso al anuncio oficial con la fórmula tradicional “Habemus Papam”. Jubilo en la Plaza de San Pedro.
Una fumata blanca emergió este 8 de mayo desde la chimenea de la Capilla Sixtina, señal clara de que los cardenales electores reunidos en el cónclave han llegado a un acuerdo: la Iglesia católica tiene un nuevo papa.
El humo blanco, que se alzó poco después de las [hora local aproximada], fue recibido con aplausos, lágrimas y emoción por las decenas de miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, así como por millones de creyentes que seguían la transmisión en todo el mundo.
Aunque aún no se conoce el nombre del nuevo pontífice, el protocolo indica que en breve se dará paso al anuncio oficial con la fórmula tradicional “Habemus Papam”, desde el balcón central de la basílica de San Pedro, seguido por la primera aparición pública del papa recién elegido.
Un nuevo capítulo para la Iglesia
El nuevo pontífice se convierte así en el 267º sucesor de San Pedro, tras el fallecimiento del papa Francisco el pasado 21 de abril, que dejó a la Iglesia ante el desafío de elegir a su nuevo líder espiritual en medio de un momento de profundas transformaciones y desafíos globales.
El cónclave, compuesto por 133 cardenales, se desarrolló bajo estrictas normas de aislamiento y secreto, en un ambiente de oración, discernimiento y deliberación.
Según la tradición, el Espíritu Santo guía este proceso que define el rumbo de la Iglesia para los próximos años.
Expectativa mundial
La expectativa por conocer la identidad del nuevo papa es enorme. Entre los nombres que se barajaban como “papables” figuraban líderes eclesiales de distintos continentes, reflejo de la diversidad y el carácter global de la Iglesia actual.
En cuanto se anuncie el nombre del nuevo pontífice, se revelará también el nombre que ha elegido, y comenzará oficialmente su pontificado con una bendición urbi et orbi, dirigida a la ciudad de Roma y al mundo.