El fallo mediante el que se anula la elección de ayuntamiento en el municipio de la capital nos parece una aberración perfecta.
Es un fallo que desdeña e hecho incontrovertible de que esta elección se valido a través de un recuento de total “casilla por casilla” y fue precedida por la verificación de todos los requisitos de elegibilidad que la ley establece y que verificó el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ).
Obvia también el hecho de que luego del proceso y en apego a la legalidad vigente le fue entregada a nuestra compañera Soledad Luévano y a los demás integrantes del Ayuntamiento electo, las respectivas constancias de mayoría que dan cuenta de que para el órgano electoral se colmaron los extremos que la ley establece.
Es un fallo entonces, que encuentra explicación sólo en la consigna del gobierno local y veremos en el futuro si también es consigna del gobierno federal.
Se trata de cerrar el paso al único partido que es oposición verdadera, se trata también de cerrar el paso a una mujer decidida a ventilar las malas prácticas administrativas y en su caso, la corrupción en la anterior administración municipal.
Anular la elección de Zacatecas y no anular las elecciones de los ayuntamiento de Pinos, Fresnillo o la propia elección de gobernador da cuenta de que a ese tribunal le ganó la consigna o el miedo, sin que en parte alguna se encuentre la recta aplicación de la ley.
No está de más señalar que este fallo descalifica toda la actividad del IEEZ.
¿Dónde están los que reclaman el respeto irrestricto a las instituciones?
Hacemos un llamado a la sociedad en general a recuperar la legalidad en Zacatecas y a que se respete la decisión de las mayorías por sobre los intereses mezquinos de unos cuantos.