Pasada la fiesta en la sede del Comité Ejecutivo Nacional, y al revisar la lista del Consejo Político del PRI es notorio que el presidente Enrique Peña Nieto ya “implantó” su círculo más cercano y leal en ese órgano fundamental de decisión partidista.
En lo práctico representa un puente, un engarce, un “war room” en el corazón mismo del Revolucionario Institucional. Y es que es casi un hecho que alguno de ellos, o más, contenderá por algún cargo relevante en 2018.
– Luis Videgaray, exsecretario de Hacienda
– Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública
– Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación (ratificado)
– Alfonso Navarrete Prida, secretario del Trabajo
– Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía
– José Narro Robles, secretario de Salud
– Luis Enrique Miranda Nava, secretario de Desarrollo Social
– Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Relaciones Exteriores
– Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes,
– José Calzada Rovirosa, secretario de Agricultura
– Francisco Guzmán Ortiz, jefe de la Oficina de la Presidencia
– Erwin Lino, secretario particular del presidente
La correlación entre la operación gubernamental y la del partido para las batallas electorales que se avecinan será cada vez más notoria.
Varios de ellos han estado ciertamente alejados del ámbito partidista. Colocarlos ahí los obligará a estar en contacto con la estructura: sus claves y sus formas, su lenguaje y sus mecanismos.
A través de ahí se cumplirá la exigencia del priista número uno de “dejar el escritorio y salir a las calles a convencer a los ciudadanos del proyecto ciudadano”. Es una manera de estar más cerca de las bases y volver a contar con esa parte de la militancia que, al menos en las encuestas, ha expresado su rechazo al actual gobierno, y hasta al propio presidente
Todos están repartidos en los tres sectores que conforman el PRI: el popular, el obrero y el campesino. También en instancias como la Asociación Nacional de la Unidad Revolucionaria.
Quienes buscan llegar a alguna nominación o candidatura, tendrán estos meses para conocer y foguearse entre la militancia. Además para medir las simpatías o alejamientos del aspirante en turno (tal y como se vio el domingo, con José Antonio Meade y las simpatías que despierta). Porque en algunos casos, de poco sirve “el atajo” de la preferencia presidencial, si no se cuenta con una base mínima partidista.
Para muchos ese es el balance final de la conformación y aprobación de ese Consejo Político Nacional rumbo a 2017 y 2018.