Acueducto Politico | Por el CELTA
La decisión del Tribunal de Justicia Electoral del Estado de Zacatecas de anular la elección del ayuntamiento de Zacatecas y retirar la constancia de mayoría a Soledad Luévano Cantú, obliga a una reconfiguración de la política zacatecana.
Muchos grupos que ya sentían la posibilidad de tener representación a través de la incorporación a un cargo en el ayuntamiento para alguno de sus integrantes, hace que se genere un nerviosismo mayor entre sus miembros, y esperan que exista una lucha por la defensa de lo que ya consideran como suyo y que ahora califica como despojo.
Por otro lado, la eventual posibilidad de que si la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), deja firme la sentencia emitida por el tribunal local, y se programe una elección extraordinaria para la Presidencia Municipal, también abre la posibilidad de que la clase política del PRI, especialmente aquella que apoya a Judith Guerrero regrese con el ánimo renovado en la búsqueda de ganar lo que hasta ayer estaba perdido.
Lo único cierto de momento, es que en MORENA consideran un atropello y una maniobra orquestada desde el gobierno local para quitarle la alcaldía a la diputada local Soledad Luévano; y en el PRI, la consideración de que existan nuevas elecciones los llena de entusiasmo para buscar recuperar lo que consideran la joya de la corona en las elecciones municipales.
A reserva de analizar a profundidad la sentencia, y ante la intervención de los magistrados del TEPJF, sólo quedan dos caminos posibles ante la realidad política que prevalece en Zacatecas, que los miembros de MORENA se sometan al imperio de la Ley y se preparen para ganar otra vez en las urnas, si es que tienen manera de conservar la victoria; o bien entrar en una etapa de alta conflictividad política, habida cuenta que no van a dejar que las cosas transiten por la vía de la legalidad, como hasta ahora.
Si entramos en el primer caso, será un hecho atípico que los miembros de MORENA y seguidores de Andrés Manuel López Obrador decidan entrar al terreno para ellos impensable de la legalidad; pero si nos vamos con el segundo supuesto, no debe extrañar a los zacatecanos en poco tiempo veamos que entran al terreno de la confrontación y y de tomar acciones al margen de la Ley.
No lo vemos en un escenario de diálogo y tolerancia reconociendo que su candidata violó la Ley de manera “sistemática”, tal como lo dicen los magistrados electorales, y que por ello ahora tendrán que ajustarse a las consecuencias; como tampoco los vemos reconociendo que la determinación judicial se dio como consecuencia de sus actos, sino que al fiel estilo de AMLO, lo que pretenden es dejar constancia que las autoridades no están dispuestas a avalar que ellos sigan transitando al margen de la Ley.
En cualquier escenario, la política adquiere un matiz diferente, ya que la candidata Soledad Luévano amenaza con no permitir que Alejandro Tello rinda protesta como gobernador del estado; También comienzan a reunir activos para iniciar una serie de acciones que pretenden desquiciar la cotidianidad de la vida de los zacatecanos.
La transición que se esperaba más aterciopelada, está a horas de pasar a ser un abierto desafío a las autoridades estatales y federales, ya que los radicales no entienden de razones jurídicas y muchos comprenden que las instituciones de este país comienzan a hacer su trabajo.
Lo que si es cierto es que Soledad Luévano es víctima de sus propios errores y nadie más. Ella cometió errores por omisión y de acción y ahora paga las consecuencias. No tuvo a su lado estrategas que le dijeran con oportunidad las acciones que tenía permitidas y las que no, y ello ahora le cuesta la alcaldía de la capital. A menos que la vuelva a ganar en las urnas.
No le basto tener un doctor en derecho como consejero de cabecera; tampoco le sirvió tener como abogado al menor de los Monreal que no sabe de estrategia legal, a pesar de su título; y mucho le sirvió tener con el diputado maestro en mercadotecnia electoral como estratega de campaña. Hoy Soledad está como su nombre lo dice en medio de la Soledad esperando que la vida le vuelva a sonreír.
Las amenazas de violentar las instituciones y acusar a terceros de sus propios errores hacen ver a la ex presidente electa, como un peón al que se le acabo la batería para asumir sus propios errores. Hoy Soledad Luévano tiene la responsabilidad de conducir por la vía de la legalidad su proceder y no depender de terceros que seguramente la llevarán como dice su líder moral “al despeñadero”.