Por Gabriela Alejandra Olague Medrano
Los estilos de vida han cambiado en la sociedad actual, cada vez son más acelerados y las demandas por pertenecer a… parecen absorber a unos y a otros sin importar edad, religión o clase social, ¿De qué estoy hablando? Sí, del uso del celular, de las recurrentes frases como: “ya deja el face”, “el que tome el celular primero paga la cuenta”, “quien use su dispositivo móvil en clase, se sale”, sin olvidar las horas que pasamos frente a una computadora sin darnos cuenta del tiempo invertido. La cuestión es: entonces ¿es mala la tecnología? Por ello el título del presente artículo; las generaciones adultas han llegado a satanizar el uso de la tecnología, y no es para menos ya que las relaciones eran más sólidas y de calidad cuando éstas no existían, no importaba el cuántos te seguían o cuántos “amigos virtuales” poseías, ante ello Bauman utilizo el concepto denominado vida liquida, refiriéndose a la sociedad que se vive hoy en día, que se va adaptando al contexto en el que está inmerso, tal como sucede con las TIC que han llegado para cambiar los estilos de vida, el orden social, las relaciones humanas, y el concepto de vida y plan de vida que se tiene hoy en día.
Según Ilia López & Camille Villafañe “las TIC´S se entienden como el conjunto de tecnologías vinculadas a las comunicaciones, la informática y los medios de comunicación y al aspecto e interacción social que genera su uso”.
Éstas van más allá del artefacto que representa, sino aquello que ha simbolizado en la dinámica social.
Las TIC han venido a recortar distancias, brindar comodidad al ser humano, conocer lo que pasa a cientos de kilómetros, a tener un banco de información disponible las 24 horas del día, y a dar la oportunidad de desarrollar habilidades de búsqueda y selección de información permitiendo ahorrar tiempo, trabajo, dinero y distancias, al punto de llegar a ser necesarias ¿Entonces las TIC son buenas? Tienen sus bondades y desventajas, no son buenas ni son malas, el punto clave radica en el uso que se le da a éstas, pueden llegar a ser muy destructivas pero al mismo tiempo son la mejor aliada de información y aprendizajes; es una herramienta que en su deber ser permite la posición de una lectura crítica de lo que estoy viendo para transformar el contexto en el que me desenvuelvo, y no sólo utilizar como medio de expresión.
Señala Quintero Gallego (García & et. al, 2008) “Las instituciones educativas no pueden permanecer al margen de esta realidad social, debe hacer frente a los nuevos retos que exige la sociedad de la información y el conocimiento en la que se encuentra inmerso”. Las aulas ya no están llenas de alumnos con libreta y lápiz, sino de computadoras y celulares ¿Qué les corresponde a los docentes? Es necesario utilizar la tecnología como un aliado de la enseñanza, nos encontramos ante la presencia de un curriculum que demanda el desarrollo de habilidades tecnológicas y docentes que “incorporen las tecnologías de la información y comunicación en los procesos de formación profesional y en las prácticas pedagógicas del aula”.
En este sentido, los docentes contamos con parte del tiempo de los universitarios, es decir, aquel en el que los alumnos se encuentran en las aula, por ende, no es importantes sólo poseerlo sino el qué se hace ante él; estamos comprometidos a hacer uso de tales oportunidades que brinda el contexto actual, no es posible tener la ideología tradicionalista de que los estudiantes no pueden saber más que nosotros, en sí mismas las TIC representan una educación tradicional en la que los estudiantes son meros receptores de la información que proyecta el ordenador, sin embargo éste puede ser un gran adepto del docente y una manera eficaz de comunicación con los estudiantes si se quiere lograr una aprendizaje significativo.
En mi experiencia, no puedo afirmar que las estudiantes no cuenten con habilidades para el uso de las TIC, pero sí de que no son competencias académicas y profesionales que les permitan mejorar su práctica futura, ejemplo de ello es saber que “en México, y según datos de la Asociación Mexicana de Internet, los internautas han pasado de navegar en promedio dos horas a la semana durante 2007 a estar conectados durante 6 horas con 11 minutos al cierre de 2014” (Carvajal, 2015), sin embargo que al momento de solicitar esquemas o determinados trabajos digitales manifiestan que es difícil, lo que deja entre ver que no conocen o no hacen uso de los softwares educativos; es tarea nuestra potenciar la habilidades, es decir, redireccionarlas. Según la UNESCO “Las tecnologías de la información y la comunicación pueden contribuir al acceso universal a la educación, la igualdad en la instrucción, el ejercicio de la enseñanza y el aprendizaje de calidad y el desarrollo profesional de los docentes, así como a la gestión dirección y administración más eficientes del sistema educativo”.
No cabe duda que el día que tanto maestros como alumnos dejemos de visualizar las TIC como únicamente un medio de distracción, nos daremos cuenta de la gran herramienta que tenemos en nuestras manos y la aplicabilidad que un solo clic puede tener en el aprendizaje significativo de los estudiantes. Es preciso aclarar, que con ello no digo que docentes sean los únicos responsables, sino que es indispensable que enfrentemos el reto de hablar el mismo idioma de los alumnos, para integrar realmente las competencias que marca el curriculum actual.
El problema ante el uso de las TIC no está en la tecnología misma, sino en quienes la manejamos; en consecuencia, el reto es evidente pero también debe aceptarse que se poseen las herramientas, aplicaciones y plataformas, por tanto, es cuestión de tener una prospectiva docente para aceptar el desafío y crear nuevos escenarios de actuación innovadores, tanto para la educación como para la sociedad, de nosotros dependerá de que la tecnología se un bien o un mal necesario.